Imagínate que durante una caminata encuentras un gran tesoro, repleto de oro y diamantes. Dándote cuenta de que es tuyo, ¿saldrías con los bolsillos vacíos? ¿O pensarías en un plan para llevar todo que puedas a tu casa, y después volver por lo demás?
Si suena como un sueño increíble, considera que la realidad para cada cristiano es mucho mejor. La Escritura se describe a sí misma como más deseable que el oro y más dulce que miel (Salmo 19:10) porque contiene la verdad eterna de Dios acerca del universo, y la sabiduría que cubre cada aspecto de la vida. Además, la Biblia es la única cosa que nos puede hacer crecer espiritualmente y entrenarnos perfectamente para el ministerio (2 Timoteo 3:16-17).
Desafortunadamente, muchos creyentes dejan un gran tesoro espiritual en el estante en vez de sembrarlo en sus corazones a través la disciplina de memorización. La Escritura misma provee muchas razones para que la memoricemos. Aquí hay diez.
1. Dios nos llama a memorizar las Escrituras.
Colosenses 3:16 nos ordena que la Palabra de Cristo “habite en abundancia” en nosotros. Deuteronomio 6:4-9 nos ordena dar lugar a la Palabra de Dios en nuestras vidas, guardándola en nuestros corazones para enseñarla diligentemente a nuestros hijos, hablar de ella cuando nos sentamos en la casa y en el camino, y para todo lo que hacemos. Necesitamos conocer la Escritura antes de enseñarla o aplicarla como Dios quiere. No es un mandato gravoso, más bien da vida.
2. Jesús memorizó la Escritura.
Jesús, la Palabra encarnada, conocía de memoria la Palabra escrita. ¡Citó 24 libros del Antiguo Testamento casi 180 veces! Es claro que confiaba en las Escrituras como la autoridad más importante, y como la manera de entender el corazón y propósito de Dios. ¿Por qué no seguiríamos el ejemplo de Jesús en conocer las Escrituras de corazón?
3. Memorizar las Escrituras renueva nuestras mentes y transforma nuestras vidas.
¿Eres una de esas personas que tiene que escribir todo para no olvidarlo? Dios sabe que no podemos recordar sus palabras ni cumplir sus mandamientos sin recordatorios frecuentes. Por esta razón, Él nos manda a renovar nuestras mentes en las Escrituras cada día. ¡Ya escribió para nosotros lo que necesitamos en todo momento!
Guardar la verdad de las Escrituras en nuestras mentes nos ayuda en el proceso transformacional que Dios quiere, “Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente…” (Romanos 12:2).
4. Memorizar las Escrituras nos ayuda en contra de la tentación.
La armadura de Dios solo tiene un arma ofensiva, “la espada del Espíritu que es la palabra de Dios” (Efesios 6:10-20). Dios nos dio la Palabra de verdad para con ella destruir palabras falsas y tentadoras. Cuando el diablo tentó al Señor en el desierto, Jesús usó la espada del Espíritu y el diablo huyó (Mateo 4:1-11). ¡La Palabra tiene poder! Si estás luchando contra un pecado específico, atesora la Palabra en tu corazón para ayudarte no pecar contra Dios (Salmo 119:11).
5. Memorizar las Escrituras nos ayuda a vivir en obediencia.
“¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando Tu palabra” (Salmo 119:9). La memorización de las Escrituras es un método preventivo para ganar contra la tentación, porque andar conforme la Palabra nos ayuda a evitar tentaciones en nuestras circunstancias y nuestros pensamientos.
6. Memorizar las Escrituras trae bendición a nuestras vidas.
Dios conecta su bendición con la meditación continua de su Palabra varias veces en la Biblia. Josué 1:8 dice, “Este Libro de la Ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito”. Además, el Salmo 1 describe al que se deleita en la Palabra del Señor como bendito y próspero. Si una persona se deleita en la Palabra, pensaría en la Escritura tanto que partes de ella llegarían a ser memorizadas.
La bendición de Dios no necesariamente será salud, felicidad, o prosperidad material, sino que recibirás lo que permanece y vale más: fuerzas espirituales, esperanza profunda, y comunión con el Creador del Universo y amante de tu alma.
7. Memorizar las Escrituras nos ayuda a animar a otros creyentes más fácilmente.
Uno de los propósitos centrales de la Biblia es animarnos y darnos esperanza (Romanos 15:4). Por esta razón Pablo exhorta a los tesalonicenses a reconfortarse unos a otros con las palabras que les escribió (1 Tesalonicenses 4:18). Cuando tenemos varios pasajes guardados en la mente, es más fácil citarlos para animar a otros creyentes.
Este punto es especialmente relevante para los pastores. Oí de un pastor que se olvidó su Biblia durante una visita a un enfermo en el hospital. Cuando alguien le pidió compartir algunas palabras de la Biblia, el pastor se congeló. No tenía pasajes memorizados. ¡Que esto no te suceda a ti!
8. Memorizar las Escrituras nos ayuda a compartir la Palabra con los incrédulos.
Pedro nos impulsa a estar listos para presentar defensa de la esperanza que tenemos en Cristo (1 Pedro 3:15). Debemos memorizar la Biblia para poder usarla fácilmente en conversación con pecadores que necesitan escuchar el mensaje de un Salvador que perdona. Hablando las palabras de Dios en vez de las nuestras fortalecerá el mensaje con la autoridad y poder de Dios (Isaías 55:11; Hebreos 4:12; Jeremías 23:29).
9. Memorizar las Escrituras nos dará mejor entendimiento de Dios y su voluntad.
Cuando conocemos y obedecemos la Palabra de Dios, llegamos a experimentar al Señor de una manera más profunda (Juan 8:31-32; Juan 14:21). Entre más profundamente conocemos a Dios, más conoceremos su voluntad para nosotros. Meditar en la Palabra mientras la memorizamos nos llevará a poder verificar la voluntad de Dios por la renovación de nuestras mentes (Romanos 12:2). ¿Quién no desea entender mejor la voluntad de Dios?
10. Memorizar las Escrituras nos hace sabios.
La Biblia está llena de sabiduría eterna que impacta la vida completa. Al memorizar la Escrituras, podemos tener esta sabiduría con nosotros en todo tiempo. Incluso Jesús crecía en sabiduría durante su vida (Lucas 2:52), ¿por qué no tú y yo?
Cristiano, haz que la Biblia sea tu tesoro supremo. Puede ser unos versículos, pasajes más largos, o libros completos; no hay mejor inversión de nuestro tiempo que guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones.
Este último año he podido memorizar tres capítulos completos de Efesios con un grupo de hermanos. Tenemos la meta de memorizar el libro entero. Las palabras no pueden explicar de manera suficiente la bendición que este desafío ha traído a mi vida.
Si no te atreves a empezar con un pasaje largo, te recomiendo empezar con los versículos de abajo, recordando de la necesidad de entenderlos en sus contextos:
2 Corintios 5:21
Isaías 53:5
1 Juan 1:9
Hechos 4:12
1 Tesalonicenses 5:16-18
Deuteronomio 8:3
Salmo 73:25–26
Marcos 8:35-36
Romanos 8:31-32
1 Pedro 1:13
Ezequiel 36:26
1 Tesalonicenses 5:9-10
Hebreos 4:15-16
Juan 1:1-2
Salmos 27:4
¡Que Dios bendiga tus esfuerzos!
Autor: Kevin Halloran
Fuente: Coalición por el Evangelio
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